Bienvenidos a El hilo, un podcast de radeumulantes estudios. Soy Silvia Viñas.

Y yo soy Elías Robudasov.

A principios de este mes, en medio de una segunda ola de casos,

llegó una señal de esperanza Perú, el primer cargamento de vacunas contra la COVID. Exactamente las 7,5,4 aterrizó en suelo peruano el avión Boeing de Air France que trajo

el primer lote de vacunas.

Se puede ver ya este helicóptero que va guiando al camión a estas furgonetas que traen

el atre de 300.000 dosis de la vacuna de Sino Farm. La policía empieza a dar órdenes para que se

abra todo el paso aquí en la cuadra seis de la avenida.

Y que está llegando, la esperanza está llegando el rayo de luz.

Esta es la garantía de que por lo menos 150.000 personas que trabajan en la

primera línea de atención en salud van a estar protegidos.

Este es el comienzo del final de la pandemia. Pero la celebración no duro mucho.

Pocos días después se destacó un escándalo.

Más de 400 personas con conexiones se habían vacunado en secreto,

meses antes que Perú recibiera su primer cargamento de vacunas.

Y aunque este asilo, el primer gran escándalo relacionado con las vacunas en la región, no es el único.

En estas horas el presidente le pidió la renuncia al ministro de salud,

Gines González García.

¿Por qué? Parece que en su ministerio accedían con privilegios

algunos amigos del poder abacunarse.

El ministro de salud Juan Carlos Ebaio justificó su presencia en un hospital privado

donde se vacunó a personas adultas mayores y crías su madre. Hoy, como la llegada de las vacunas a esta pa una serie de escándalos que revelan una

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