Muy bien. Hace unos días atrás esta semana en particular, yo vi una conferencia, parte de una conferencia de una dama de mediana edad que hizo algunas confesiones

que me llamaron mucho la atención y que de alguna forma dispararon este mensaje o el señor lo usó como catalizador para transmitir este mensaje de parte del señor.

Ella dijo en la conferencia que había comenzado a darse cuenta de un fenómeno extraño que comenzó a currirle dentro de su propio hogar.

Primero notó que cuando entraba en una habitación nadie más en su familia lo notaba. Ella entraba un sitio y nadie se da cuenta que ella estaba entrando.

Le decía a sus hijos por favor pueden bajar el volumen del televisor y nada pasaba, nadie se levantaba ni siquiera se movían para tomar el control remoto como que ella ni siquiera estaba ahí,

volvía a decir y esta vez alzando un poquito la voz podría alguien por favor bajar el volumen del televisor y nadie se inmutaba.

Finalmente llena de frustración cuenta la dama ella misma iba tomaba el control y frente a la mirada absorta y perdida en alguna galaxia de los hijos y el marido bajaba el televisor.

Luego comenzó a notar que este tipo de cosas le empezaban a ocurrir más a menudo pero ya no tenía que ver sólo con los niños sino que estaba por ejemplo en la tienda buscando harina sin gluten, gluten free.

Paso un empleado de la tienda le dice, disculpe, podría ir antes que terminar la frase el tipo sigue caminando.

Se dio el arro, la ignoró para ayudar a una muchacha más joven de 20 tantos años que estaban en el mismo pasillo que no encontraba la sal extrafina y se la encontró.

Y la dama se quedó en su búsqueda de harina sola sin gluten.

Otra noche ella y su esposo estaban en una reunión, aparentemente una fiesta llevaban allí varias horas y ya ve que se hace tarde, así que cree que es la hora de regresar a casa.

Notó que su esposo conversaba con su amigo, con un amigo, así que se le acercó a su marido y le su sur al oído no deberíamos irnos.

Él no la miró, siguió hablando con su amigo como si esa fue un holograma, ni siquiera notó que esa se había aparado junto a él y le había hablado.

Y ahí la mujer comenzó a tarcabos o dijo o estoy muerta o lo que es peor, no creo que él me pueda ver, es más creo que nadie me puede ver.

Ese es el tema, ahí entendí que soy invisible, que soy un holograma y para ella a partir de ese momento todo comenzó a tener sentido.

El caso o miso de sus hijos, el empleado de la tienda, su marido, su propia madre, entendió las miradas en blanco, la falta de respuesta, la manera en que sus hijos la veían que ella estaba hablando por teléfono y entraban y le empezaban a hablar como que no estaba hablando por teléfono.

Y ella pensaba que eso no pueden ver que estoy hablando por teléfono, obviamente no, porque no la pueden ver ni oír.

Nadie podía verla en el teléfono, cocinando, barriendo o incluso durmiendo, porque nadie la podía ver en absoluto.

Soy invisible, llegó a la conclusión esta mujer, nadie me puede ver, es más, cuando sirvo la cena, todos actúan como si la cena parecía de la nada,

como si la trajeras dios directamente del cielo, entonces nos podemos sentar con una comida completa delante de nosotros y uno de los niños dirá, alzándola vos, yo no quería arroz, hablando de la aire.

Y en ese mismo aire, ese mismo aire, al que el marido a veces se dirige cuando inpecciona la mesa completa, dice, no hay mayonesa, no hay quecha, y espera que la mayonesa o el quecha parezca de alguna parte,

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