Hola, hola bienvenidos a una patricia sin filtro, un espacio donde precisamente hablaremos

de tal forma. Soy una patricia, yo soy mexicana, esposa, mamá, de una niña de cinco

años y un baroncito de dos. Llevo 10 años trabajando en televisión donde el público

me ha visto crecer de muchas maneras. Aquí te habla una amiga sin filtro, con la realidad

de las cosas, tal y como son, y sin adornos. Hoy vamos a hablar de ese amor de cuatro

patas y todo lo que pasa cuando tenemos que decir a Dios y perdón pero voy a comenzar

con la voz entrecortada porque hace muy poco, tuve que tomar una de las decisiones más

difíciles en mi vida y les voy a contar por qué. Voy a comenzar 13 años atrás cuando

yo encontré a este amorcito de cuatro patas que me ha acompañado en tantos etapas de

mi vida. Les estoy hablando de Honey. Honey era mi perita chihuahua que yo encontré un 31 de

octubre del año 2007 en la calle. Imagínense esto, el 31 de octubre es Halloween, pues yo

andaba como todo el tiempo buscando de última hora mi disfraz de Halloween. En este entonces

yo vivía en California. Entonces, saliendo de una tienda había alado muchas casas, pero

era una calle súper transitada, había muchos carros y yo he estado en imelito color dorado

corriendo por todas partes y yo dije, Dios mío, está muy chiquito, lo van a tropellar.

Entonces, qué hice yo, me estacioné, ahí se he quitado un día andaba y cómo le llamas

tú a un perrito que no te conoce, pues lo que puedes hacer es verdad, no, uno le llama

Hey, hey, hey, hey, y qué cre? Este perrito se vino rápidamente corriendo hacia mí y

lo pude agarrar. Entonces, una vez llega a esta chihuahua cuita al lado mío, yo la subo

mi carro y la comienzo revisar, veo si no tiene algún golpe o algún daño o algo, porque yo

no sabía si se había escapado, si algo había pasado con ella, no traía ningún tag, no traía

ninguna identificación que dijera cuál era su nombre o donde vivía un teléfono y pues

...