El Mundo de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de la Segunda de fui creciendo, fui creciendo con eso siempre Javier, pero me dejo

sí, comentaba este, entonces pues fui creciendo con el tiempo y con este temor de siempre

de que siempre hay alguien, alguien o alguien para un milado negro.

Pero una ocasión me dicen que será lo que está pasando aquí, porque no tengo idea.

Paso el tiempo, paso el tiempo, no me creía nadie.

Una ocasión, no me me charmaron sobre mi o conmigo.

De la noche nos tocaba la puerta y le hilo mi hermano como es mayor que yo,

ya. Y digo toque la puerta, escucha, y tocaba muy fuerte, pero no teníamos ni perro,

ni vecino, era el calzazolo. Al otro día le comentamos a mi mamá, pasó también eso.

Fue creciendo y fue creciendo con el mismo miemido de pova las oches. Hay que siempre vayan a alguien, pero siempre una figura de negro.

Yo ya, ya, como víctimas, seis, siete años, estaba dormido.

Pero he seguido a sentir una presencia periódés por ti y sentí a que a lo lejos vinieron a una persona como

con una túnica de negro pero esa persona aflutaba yo veía como genía o sea sin que a la presencia

pero como una película yo veía la presencia que se acercaba a mi se metía por la puerta

a dar el pasillo y se metía la recabar a mí, pero en eso le va a la persona como de la cabez, de

o de la piecera, se va subiendo, es una figura de negro, se va subiendo en mí, se va subiendo,

yo la voy viendo, la voy viendo, hasta que tengo no en rostro, sino la figura de como

su cabeza en frente de mi cara. Y pues yo empiezo a resasco porque se me mamá cuando sientas de su pobreza empiezo a resas

empiezo a resas y que lo he movilizado no puedo hablar yo quiere griptela mi mamá pero no podía ni hablar

hasta resasco hasta que empiezo a resasco me pude mover pero a la hora de que me moví como que cayó un culto

al piso pero como se hubiera caído no sea algo hoy pesado, y que al hora de que cae al suelo, se empieza a purlar de mi toro con una voz muy pulona

y enseguida, o sea, trapo de movernos, pero al tenerlo en mujer, me una esquina de mi cabeza era, como un niño flotando en la meresquina del techo

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