Hoy este es el último capítulo del año y les agradecemos mucho que nos hayan escuchado

durante todo este año, que nos tengan sus listas, que nos oigan todos los días, toda

la acompañamiento que ha sido maravilloso en nuestros relatos y vamos a terminar con

una de las historias que ustedes saben que más me gustan a mí y que más nos gustan a nosotros

la historia de la Navidad, hoy vamos a hablar de los 800 años del Pesebre porque se están

cumpliendo ahora en esta Navidad 800 años desde cuando Francisco de Aziz inauguró el Pesebre

en esa gruta en Grecho, en Italia, en el año de 1223.

Entonces, es alrededor de eso que vamos a traer el espíritu del Pesebre, el espíritu

de la Navidad, el espíritu de la alegría, el espíritu de la renovación de la fe y de los

pactos, que tanto nos está haciendo falta en este momento y que es verdaderamente una maravilla

poder contarlo y compartirlo con ustedes. Resulta que Francisco de Aziz era un hombre de una

posición privilegiada, era uno de esos muchachos que se tenían para hacer un noble en las

batallas. En esa época, Italia tenía, por un lado, una guerra entre los hivelinos y los

huelfos, que era toda la disputa de poderes entre el papa y los emperadores y después van a empezar

las cruzadas y Francisco va a la cruzada y cuando el ve las cruzadas y ve lo que está pasando en

Tierra Santa y ve el horror de la cruzada, porque las cruzadas fueron guerras terribles, guerras

terribles es casi que a una redundancia, porque las guerras son terribles y esta cosa tan espantosa,

todo desaira, todo ese odio, toda la desolación de la guerra, todo lo que vio el corazón

encogido, un ser de esta sensibilidad lloraba increíblemente y enfrentar el dolor, el sufrimiento,

la muerte, la tragedia de los inocentes, todo lo que eso significaba lo hizo reflexionar profundamente,

es decir, bueno, no, esa es una guerra religiosa que se está haciendo en nombre del señor en

ese momento que eran las cruzadas, algo salió mal, devolvámonos al origen de todo lo que significó

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