A veces me preguntan que si soy soltero, pero mi cabeza los humanos no venimos en pares.

No soy soltero, soy humano.

Soltero implica una búsqueda, soltero implica una pareja, un par, la idealización del otro.

Yo no, yo un día decidí que el otro no tenía que ser una persona en específico

que cumpliera con una lista de peticiones de Santa Claus que yo tengo desde mis heridas de pequeño.

El otro podía ser el otro, todos, siete mil millones de humanos, todos son mi espejo, todos tienen algo que aportarme.

Y ya veremos desde mi despertar y mi conciencia como empato o en bono o conecto con esos otros, con el prójimo, con cuanto sean.

Y sin querer, sin una posesión, sin una etiqueta, sin una monogamia, impuesta, amarnos.

Y en ese amarnos veré hasta donde llega a sentimidad, si es sexual, si es mental, si vivo con alguien, si solo es para fiesta, si leo,

donde está mi unión con ese otro, pero yo no busco pares ni soy soltero, soy humano, soy libre.

O por lo menos ese es mi búsqueda, porque libertad es una cosa extraña cuando habitas un cuerpo y existe en esta tierra.

Y luchas contra la entropía diario, así que libertad es tan solo un utopía.

Pero soy lo más libre que puedo ser dentro de esta experiencia humana.

Y para hacerlo, una de las cosas que tuve que romper fue la idea de pares, parejas, matrimonio, monogamias, posesiones.

No te confundas, no soy polígamo, no soy promisco, no me cojo a todas.

Estoy bastante sano emocionalmente y lleno y en autoestima.

Y desde ese lugar no ando buscando vaginas, ni ando buscando orgasmos vacíos.

Desde ese lugar, camino en la tierra, disfrutando de todas las experiencias que se me puedan presentar.

Y como nadie me posee ni le prometí exclusividad a nadie, de nada.

Todas las oportunidades que se me presenten, todas las experiencias y cualquier humano que tenga yo en frente,

tiene mi atención completa, mi conciencia completa y mi apertura completa.

Y desde ahí veré si me acercó no y hasta dónde y por qué.

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