Hola soy Fri, se hizo el sarano y está escuchando el podcast la vilera un año, donde escuchaba la voz de Dios y vivimos la vida a través del lente de las escrituras. El podcast de la vilia es presentado por Ascension. Usando la cronología de la vilera de Greta Adventure, veremos desde Genis y hasta Apoknocalipses, descubriendo cómo se desarrolló la historia de salvación y cómo encahamos en esa historia hoy. Jesús ha venido a transformar el mundo empezó por limpiar el templo, vimos como retó a los fieres judíos, habló sobre el bautismo de Juan, ha mostrado estas parábolas de personas malvadas que anuncian la muerte de Jesús y el plan de Dios y todos que quieren poner a Jesús en aprietos. Pagamos, sólo pagamos el tributo que va a pasar con la resurrección y encontramos charlas muy interesantes de la naturaleza de Cristo. De eso hablé un poco ayer al final pero quería recalcarlo porque estamos en el periodo de la alianza un momento decisivo, un momento muy especial para nosotros y hay que prestarle mucha atención. Así que hoy vamos a continuar con lo que es el monte de los olivos, el prendimiento de Jesús como su gran amigo Pedro lo niega. y eso tiene que ir ante el Sanedrin, ante Pilato, ante Rodes, va a recibir ultrajes

y lo veremos camino al Calvario para la crucifixión y de ahí veremos a un Jesús que muere que es expultado pero que no se queda sino que encontramos un sepulcro que estaba así o con muchos mensajes que empiezan a llegarle a los ángeles, que las mujeres le dan a los apóstoles, un mismo pedro que llega al cepulcro y veremos el famoso texto de los discípulos de MAUs y las muchas apariciones hasta terminar con la asención de cristal cielo y llegamos al final de este periodo tan hermoso, tenemos un ante, no sé si usted les ha gustado, pero este bajel de Lucas, wow es fascinante, es hermoso, vamos a continuar de una manera muy interesante porque ayer leamos solo hasta el verso 38 el capítulo 22, así que hoy tendremos Lucas, capítulo 22, verso 39 y estaremos leyendo hasta llegar al Capítulo 24,

verso 53.

Y de Proverbio, tendremos el capítulo 26,

a Versos 20 al 23.

Este es el día 321.

Empecemos.

Lucas, Capítulo 22, verso 39. Salió y como de costumbre fue al monte de los olivos. Los discípulos le siguieron. Llega a lugar, les dijo, pidan que no caigan en tentación. Se apartó de ellos como un tiro de piedra y puesto de rodilla, suplicaba diciendo,

padre,

si quieres,

aparta de mí esta copa,

pero no se hagan me voluntad, sino la tuya.

Entonces se la apareció en el venido del cielo que le confortaba.

Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas, espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza y les dijo, ¿cómo están dorm están dormidos? Levantense lloren para que no caigan en tentación. Estaba todavía hablando cuando se presentó en grupo. El llamado Judas, uno de los doce, iba el primero y se acercó a Jesús para darle un beso. ¿Cónduz le dijo, Judas, con un beso entre gaza al hijo del hombre, viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron, señor. Erimos a Espada, uno de ellos irió al ciervo del subo sacerdote y le llevó la orecadrecha. Pero Jesús dijo, ¡dejen basta ya! Y tocando la orecad, le curó. Dijo en su uso a los sumos sacerdotes, a los quefe de la guardia del templo y a los ancianos que habían venido contra él. Como contra un salteador han salido con y palos. Estaba yo todos los días en el templo con ustedes y no me pusieron las manos encima, pero esta es su hora y el poder de las tinieblas. Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote. Pedro le iba siguiendo de lejos. Habían encerido una guerra en medio del patio y estaban sentados alrededor. Pedro se sentó entre ellos una criada al verles sentado junto a la lumbra. Se le quedó mirando y dijo, eso también estaba con él. Pero él lo negó. Mujer, ¿no lo conozco? Poco después le vio otro y dijo, ¿tú también eres uno de ellos? Pedro dijo, hombre, no lo soy. Pasada como una hora, otro aseguraba. queierto que este también estaba con él, pues además es Galileo. Le dijo Pedro, hombre, no sé de qué hablas. Y en el mismo momento, cuando aún estaba hablando, cantó un gallo. El señor se volvió y miró a Pedro. Recordó Pedro las palabras que le había dicho el señor. Antes que cante hoy el caño, me habrás negado tres veces. Y saliendo fuera, rompió a llorar amargamente. Los hombres que le tenían presos se burlaban de él y le golpeaban. Y cubriéndole con un velo le preguntaban, ¿A divina quién es el que te ha pegado? Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas. En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Anciano del Pueblo, sumó sacerdotes y escribas, le hicieron venir a Susanadrin y le dijeron. Si tú eres el Cristo Dinoslo, te respondió. Si se lo digo, no me creerán. Si les pregunto, no me responderán. De ahora en adelante, el hijo del hombre estará asentado a la diestra del poder de Dios. todos. Entonces, ¿tú eres el hijo de Dios? Él les dijo, ustedes no dicen, yo soy. Dijeron ellos. ¿Quién necesidad tenemos ya detestigos? Pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca. Se levantaron todos ellos y le llevaron ante pilato, comencemos a acusarle diciendo, ¡Hemos encontrado a este albrotando a nuestro pueblo! Proviéndo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey. Pilato le preguntó, ¿Eres tu el Rey de los Judíos? Él respondió, ¡Sí tú lo dices. Pilato dijo a los, sumos a ser dotes y a la gente. Ningún delito encuentro en este hombre. Pero ellos insistían diciendo, solivianta al pueblo con sus enseñanzas por toda Judea, desde Calilía, donde comenzó hasta aquí. A lo ir a esto, Pilato preguntó, o sea que el hombre era Galileo. Y al saber que era de la juridicción de Rodes, le remitió a Rodes que por aquellos días estaba también en Jerusalén. Cuando Rodes vió a Jesús, se alegró mucho, pues así en largo tiempo que deseaba verle por las cosas que oía de él y esperaba que hiciera algún signo en su presencia. Le hizo numerosas preguntas, pero él no respondió nada. Estaban allí los sumos azardotes y los escribas acusándole con insistencia. Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato. ¿A que el día Herodes y Pilato se hicieron amigos? Pues antes estaban enenmitados. Pilato, como cual los sumos acerdoteses a los magistrados y al pueblo y les dijo, me ha atraído a este hombre como albrotador del pueblo, pero yo lo he interrogado delante de ustedes y no he hallado en él ninguno de los delitos de que le acusan. Ni tampoco porque nos lo ha remitido.. Nada hecho, pues que me desca la muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré. Toda la mucha dumbres se puso a gritar a una. Puera ese, suelta no os abarravas. Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato. Pilato les habló de nuevo con la intención de librar a Jesús, pero ellos seguían gritando, crucificale, crucificale. Por tercer vez les dijo, pero ¿qué mal ha hecho este? No encuentran en ningún delito que merezca la muerte. Así que le daré un escarmiento y le soltaré. Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y arreciaban en sus gritos. Pilatos sentenció que se cumplía su demanda. Soltó pues al que habían pedido al que estaba en la cárcel por motínea asesinato y a Jesús se lo entregó a su deseo. Cuando le llevaban echaros mano de un cierto simón de Siréne que venía del campo y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolía y se la ventaban por él. Jesús se volvió a ellas y les dijo, hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Yo eres más bien por ustedes y por sus hijos, porque llegarán días en que se dirá

dichos a las esteriles, las entrañas que no ejendraron y los pechos que no crearon. Entonces se pondrán a decir a los bontes, caigan sobre nosotros y a las colinas se púltenos, porque si en el leño verde hacen esto en el seco que se

hará llevaban además a otros dos valechores para ejecutarlos con él llegados al hogar llamado

que al barrio le crucificaron allí a él y a los valechores uno a la derecha y otro a la izquierda

esos decía padre perdónales porque no saben lo que hacen. Se repartieron su vestido, se echando suerte. Estaba al pueblo mirando los magistrados, hacían muecas diciendo, a otro salvo que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el elegido. También los soldados se burlaban de él y acercándose, le ofrecían Pinagre y le decían, si tú eres el rey de los judíos, salvaté. A bien encima de él, una inscripción. Este es el rey de los judíos. Uno de los malhechores colgados le insultaba. No eres tu el Cristo, pues salva de a ti y a nosotros. Pero otro le increpo. Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena. Y nosotros corrasón por qué nos lo hemos merecido con nuestros hechos. En cambio este, nada malo ha hecho. Y decía, Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu reino. Jesús le dijo, «Ya seguro que hoy estarás conmigo en el paraíso». Era ya cerca el medio día cuando os he oscuració el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta media tarde. El velo del santuario se rasgo por medio y Jesús dando un fuerte grito dijo, padre, en tus manos pongo mi espíritu y dicho esto, expiro. Al ver, el centurión lo sucedido glorificaba a Dios diciendo, ciertamente este hombre era justo, y toda la muchidumbre que había acudido a que el espectáculo al ver lo que pasaba se volvió dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia viendo estas cosas. Había un hombre llamado José, miembro del consejo, hombre bueno y justo, que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, si usada de Judea y esperaba el reino de Dios. Se presentó a Pilato, le pidió el cuerpo de Jesús, y después de desculgarle lo envolvió en una sábana y le puso en un sepulcro escavado en la roca, en el que nadie había sido puesto todavía. Era el día de preparación y apuntaba al sabado. La mujer es que había venido con él desde Galilía fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo. Luego regresaron y prepararon a Roma a Simirra y el sabado descansaron según el precepto. El primer día de la semana, muy La vida mañana fueron al cipulcro llevando los aromas que habían preparado.

Pero encontraron... El primer día de la semana, muy de mañana fueron al cepulcro llevando los aromas que

habían preparado, pero encontraron que la piedra había sido retirada al cepulcro. Entraron pero no hallaron el cuerpo del señor Jesús. No sabían qué pensar de esto cuando se presentaron ellas dos hombres con vestidos resplandescientes, asustadas inclinaron el rostro a tierra pero les dijeron. ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden cómo les habló cuando estaba todavía en galilía diciendo, es necesario que el hijo del hombre se ha entregado en manos de los pecadores y se ha crucificado, pero al tercer día resucitará y ellas recordaron sus palabras. Regresaron, pues, el sepulcro, ya anunciaron todas estas cosas a los 11 y a todos los demás. que referían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la Desantyago y las demás que estaban con ellas. Pero ellos, todas aquellas palabras les parecían desatinos y no les creían. Con todo Pedro se levantó y y corrió al secro, se inclinó, pero solo vió los lientos y se volvió a su casa asombrado por lo sucedido. A aquel mismo día, hay bandos de ellos a un pueblo llamado Maúz, que dista 60 estadios de Jerusalén y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado, pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle. Él les dijo, ¿de qué discuten por el camino? Ellos separaron con aire entre estecido.

Uno de ellos llamado Cleofaz le respondió.

¿Eres tú el único residente en Jerusalén

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