¿Qué tal, amigos? ¿Era bienvenidos a un anécotario más de la cotorrisa?

Y nada más que me está aquí por tercera vez, nada más y nada menos que Franco Escamilla.

¡Y yo!

Hola, gracias.

Muchas gracias. El diablo está en el ingreso.

Paldites que sofre.

Ya se sabe cada vez que viernes va a haber una cromada de rifle gigante.

Siempre, siempre es mutua.

Como deberes.

Pero qué chingón que nos hayas regalado tu tiempo, güey, o te ves más,

que contentos tenemos aquí de rafeso.

Y nada, un anécotario más gente con nada más y nada menos que Franco Escamilla

va a haber confesiones, va a haber que sus datos, que sus chismes y que su todo.

Y que su quesito. Y que su quesito.

Déjenme, digo, ya que estamos con las cromadas, déjenme reconocer estos señores

o unos guerreros, porque vinieron a Monterrey y nos sacábamos de chutar,

un tirando bola, un desde el cero de la silla y todavía es,

vamos a ser una cotoriza, hija, cabrón, ahí aguante.

¿Qué te decimos a ti que lo estamos haciendo en tus oficinas?

Exactamente.

Yo también no es mi hora de salida, güey, de por sí, siempre que viene es una gaza,

y ahora que yo traigo 24 a 7 viendo freestyle, verte a hacer lo que está haciendo ahorita.

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